sábado, 17 de julio de 2010

Fantômes

Hay fantasmas que nunca se van, como un grito que siempre acecha, como un lastre ligado a ti, como tu sombra, que a veces la olvidas, pero siempre está ahí. Son algo intrínseco a cada persona, cada uno tiene los suyos (más grandes, más negros o más vagos), a lo mejor diseñados justo al nacer, o a lo mejor delineados durante los años de descubierta del mundo, no lo sé. A veces consigues disimularlos, o hasta olvidarlos, pero siempre vuelven, cuando menos te lo esperas, o cuando los creías enterrados, y nunca consigues quitártelos de encima (como un chicle pegado en el pelo, que cuando más lo intentas sacar, más pegadizo se vuelve). Están ahí, observando todos tus movimientos, inseparables, siempre a tu lado como el más fiel de los compañeros. Nunca se consigue apagar las luces de la negra alerta, y es que los fantasmas siempre vuelven, y con nosotros morirán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario