viernes, 16 de julio de 2010

Espaldas y tiritas

Hay momentos en que sólo ves espaldas. Tropiezas, y cuando te levantas, ves que la gente está avanzando, y se aleja, y tú corres, pero no llegas, y sólo ves espaldas que se alejan. Algunos se giran, pero no te ven, siguen con su ritmo. Gritas, corres, corres, pero no les alcanzas. Estás sola, rodeada de gente gris que jamás habías visto y que no entiendes. Y los que conoces, están ya demasiado lejos, con sus propios problemas, con sus propias vidas, y ni te oyen.
Así que nada, no te queda más remedio que levantarte y quitarte el polvo de las rodillas, y empezar otra vez el camino, no hay otra elección, a ver donde nos lleva, y a ver con quién nos encontramos.
Y cosas de la vida..., a veces encuentras a alguien inesperado entre la niebla, y ves que te está tendiendo la mano, y la coges aunque (creas que) no la necesites, y sorprendentemente te devuelve la sonrisa y hasta te pone una tirita en la rodilla!

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