domingo, 18 de julio de 2010

foto

Siempre me sucede lo mismo: mi consciencia insomne me pierde revoloteando encima de las sábanas. Hoy pienso en esas chimeneas altas y rectangulares, de ladrillo rojo, que siempre observo al andar por tu calle. Las plazas y las aceras están impregnadas del encanto de lo dulce y discreto. Andamos por la ciudad como dos ríos que serpentean paralelos; allí cualquier instante podría ser una foto de Robert Diosneau que perduraría viva para siempre. Estas tranquila y nada te exalta; nada nos retiene. Se trata únicamente de aprovechar la oportunidad para convertir la ciudad en nuestro espacio.
Hace calor, y combatimos el sudor y el desazón con dos cervezas delante del ayuntamiento, y así esperamos la noche para cenar sushi y tomar algo por Foch, y de vuelta a casa nos detenemos para besarnos en mitad del puente, sobre el agua, porque tu quieres encerrarme para siempre en una foto, para no olvidarme.

Enric

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